Si al hablar de muralismo dirigimos nuestra mirada hacia Brasil un nombre resalta con luz propia, el de Cândido Portinari (Brasil 1903- Río de Janeiro 1962)
De familia pobre, Portinari quedó impactado desde pequeño por los pies de los campesinos a los cuales describía como “pies deformes que pueden contar una historia, semejantes a los mapas con montes, valles, ríos y caminos”. Estas imágenes marcarían su obra en la que contaría al mundo la realidad del trabajador del campo.
"LABRADOR DE CAFÉ"
A los 15 años, para mejorar su formación, se trasladó a Río de Janeiro. No aprobó el examen de acceso en
En 1935, su cuadro “Café” recibe mención honorífica en
"CAFÉ 1935"
Este óleo plasma la vida durísima de los trabajadores del café en las plantaciones. Pintado de manera muy dramática, representa a un grupo de hombres y mujeres que cargan con sacos de grano de café. Un capataz agresivo les vigila. Las hileras de los árboles y la repetición de los trabajadores alineados junto a ellos transmiten una sensación de agobio y opresión. Llama la atención la corpulencia con que se han representado a los trabajadores como queriendo hacer hincapié en la dureza del trabajo. Los trabajadores que están descalzos muestran unos grandes pies, esos que desde pequeño le habían impresionado.
Portinari viajó a Europa y se estableció en París después de recorrer España, Italia e Inglaterra.
Si en el comienzo de su carrera recibió una fuerte influencia del pintor, escultor y grabador sueco Anders Zom y del pintor español Ignacio Zuluaga, posteriormente, en alguno de sus retratos manifestó la influencia de Modigliani y al igual que otros pintores y artistas de Latinoamérica recibió la influencia de las primeras vanguardias del siglo XX. Sin duda, una de las más fuertes fue la de Pablo Picasso cuya obra conoció muy bien y cuya obra “Guernica” le marcó fuertemente.
"A IRA DA MAS"
Regresó a Brasil con un gran deseo de pintar la realidad de su pueblo con un nuevo lenguaje pictórico.
Muchos de los encargos que realizó en esa etapa fueron hechos por el dictador Getulio Vargas, lo que no le impidió retratar de manera dramática la realidad humana y social del país. Portinari mostró siempre en su pintura la tragedia de los pueblos y las gentes menos favorecidas. Es constante en su obra la presencia del obrero, del campesino, del niño, de la mujer y también la de la preocupación por la religión.
Nunca se limitó al arte por el arte. “Mi arma es la pintura” dijo en una ocasión y la utilizó como lenguaje para expresar su postura ante la vida, las injusticias sociales y a favor de la paz, explicando el fundamento de su arte: “Los pintores que desean hacer un arte social y aman la belleza de la pintura en si misma, son los que no olvidan que están en este mundo lleno de injusticias para formar filas al lado del pueblo”.
Fue un gran pintor. Su fuerza, como la de la mayoría de los pintores latinoamericanos, sobre todo los muralistas, es enorme y de gran impacto. Sus series, como la de los Niños de Brodowski que retratan la niñez de su pueblo, transmiten gran emoción. Al igual que muchos pintores de Latinoamérica llevó a sus lienzos a los seres anónimos de su pueblo.
Pero Portinari también pintó a las damas bonaerenses del Buenos Aires de 1947, ciudad de intensa vida cultural y nocturna donde Portinari hizo amigos para toda la vida como Rafael Alberti, Nicolás Guillén o Giuseppe Eugenio Luraghi poeta y crítico que más tarde publicaría varios libros sobre su vida y obra.
"A SENHORA AIMÉE"
Hay una hermosa anécdota de aquella época. Se dice que una noche, en un bar de Buenos Aíres, el poeta cubano Nicolás Guillén, compañero de ideas y tertulias literarias escribió en una servilleta el poema “Un son para Portinari”. Años después, un exiliado, el chileno Horacio Salinas, director del conjunto musical “Inti Illimani”, lo musicalizó y lo incluyó en el repertorio de su grupo. La argentina Mercedes Sosa, recientemente fallecida, lo cantó por toda América Latina. Preciosa anécdota que nos muestra la creatividad de los artistas de los cuatro países latinos.
Pero si una técnica podía mostrar el arte y creatividad de Portinari en todo su esplendor sin duda era la técnica del muralismo y las paredes de
Cuatro son los murales de Cândido Portinari que adornan el vestíbulo de
Portinari los pintó ayudado por su hermano Luiz. Él mismo puso como condición que las figuras y objetos fuera representativos no sólo de un periodo, sino de todas las etapas sucesivas a la llegada de los portugueses y españoles a América.
"DESCUBRIMIENTO DE
En la primera pared decidió describir el primer acontecimiento, el descubrimiento, pero sin especificar si eran los portugueses bajo Cabral o los españoles bajo Colón.
Esta pintura, “El descubrimiento de
"ENTRADA EN EL BOSQUE"
A continuación describió el gran tema de la colonización, la conquista de los bosques y la dominación de las tierras. El acto de penetración que gradualmente tuvo lugar en toda
"EDUCACION DE LOS INDIOS"
En el tercer mural representó los principios culturales a través de enseñanza a los indios por los miembros de las órdenes religiosas. La “Educación de los Indios” fue desarrollado de forma triangular y aunque el tema es internacional, tiene un claro matiz brasileño. Es un asentamiento costero del siglo XVI. Una aldea en la que los jesuitas trabajaron pacíficamente para instruir a los indios Tupi. El pintor agrupó las figuras haciendo resaltar la confianza de los indios hacia sus maestros.
Para el mural final reservó el tema del trabajo y escogió la minería, el aspecto más sobresaliente de la economía de Brasil y otras partes de Centro América y América del Sur en la época colonial. En “La minería del Oro” cambió su primera idea de muchos personajes en un tortuoso río por la de un solo bote con un grupo de figuras. El pintor introdujo un modelo frenético a través de la mano del trabajador levantada agarrando y gesticulando. Impresionista en el color, en el cabello de los mineros, en los destellos del oro y de los peces, es una pintura que marca la evolución más avanzada del estilo del mural del pintor en un camino hacia la disolución del color y la forma.
En las figuras de los murales Portinari representó las tres razas de las Américas: la india, la negra y la blanca.
En lo referente a la técnica, los murales podían pintarse sobre lienzo en las paredes, o directamente sobre las paredes con yeso mojado (la auténtica técnica del fresco), o con yeso seco al temple. Portinari dominaba las tres, pero eligió la tercera porque prometía mejor mezcla de monumentalidad con colorido luminoso, porque le parecía el más efectivo para el pequeño espacio y porque le permitía a él mayor libertad de experimentación.
Cândido Portinari recibió, entre otros honores,
Su obra se encuentra en numerosos museos del mundo, como la que encabeza esta entrada, “Morro” que cuelga en el MOMA de Nueva York.
"AUTORRETRATO"
Portinari estuvo afiliado al Partido Comunista de Brasil del que nunca se desligó. Se presentó como candidato por este partido a Diputado Federal en 1934 y a Senador en 1946. No tuvo éxito en política y fue derrotado en ambas ocasiones.
El gran artista murió a raíz de un envenenamiento producido por las pinturas que utilizaba en sus obras. La muerte le sobrevino a consecuencia de una intoxicación plúmbica en 1962.
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Fuentes consultadas:
Archivo propio.
Arte latinoamericano siglo XX. .Eduard Lucie-Smith (Destino)
Arte de Latinoamérica en el siglo XX (Sullivan)
Fotografía: archivo propio y la misma red.