que alegría cuando te abracé
una alegría como una risa
como una risita
De agua salada
en la boca
Como un cielo venido abajo
igual al que vide en tus ojos
de agua dulce
estar entonces fue como la lluvia o el sol
eso mejor la lluvia si bien el sol
un cosquilleo Azul magenta
oro y plata
arena y agua
o como todo el año
como un mi bemol
como la palabra nosotros
como decir te quiero
por eso se me ride el corazoncito
por eso
se me hace agua la boca
Juan Etchegoyen
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JUNTOS
Yo crecí en un pueblo cruzado por un río. Nos separaba de otro que siempre se resistió a cambiar de nombre cuando las autoridades de turno consideraban que a los fines prácticos ambos pueblos deberían ser uno.
Nosotros tampoco queríamos, ya que esos vecinos que mirábamos desde una orilla eran la excusa perfecta para reafirmar que nos íbamos a una gran aventura cuando abordábamos el río en sus partes bajas; algo así como cruzar una frontera. Con ellos compartíamos escapadas en esas quemantes siestas del verano, ignorando las advertencias de los adultos acerca de lo peligroso de ese río aparentemente manso que escondía remolinos adonde se habían perdido más de uno.
Pero... la atracción del agua era irresistible, e íbamos creciendo amparados en cada una de las cosas donde el río era la referencia principal, picnics a la sombra de grandes árboles, los primeros amores donde los audaces se animaban a más... los encuentros furtivos, aprender a nadar, escaparse de la escuela, todo parecía condicionado por el agua, los sauces llorones, los puentes; el escenario perfecto para aquellos que no entendíamos muy bien porqué “los grandes” lo ignoraban y siempre el río quedaba a la espalda de cualquier plan urbano.
Pasó el tiempo, me fui por otros caminos pero mi alma se quedó un tiempo más meciéndose tranquilita en la costanera, hasta que no tuvo más remedio que acompañarme, no fuera a convertirme en una desalmada capaz de olvidarse del río que cruza mi pueblo.
María del Carmen Márquez
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Regreso
Pequeñas nereidas burbujeantes
anidan en tu pelo.
Caracoles susurrantes
cantan su música del agua.
Sirenas iridiscentes te ven pasar,
te persiguen silenciosas por ignorados senderos marinos,
al borde mismo de fosas abisales,
por cuevas subterráneas…..
Tu te dejas llevar mansamente,
casi mar,
solo azul,
intentando el infinito.
Elga Lucía Botto
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AMOR A PRIMERA VISTA
Lo conocí cuando aun era muy pequeña, hace ya tantos años… Recuerdo que cuando lo vi, no salía de mi asombro. Allí estaba, frente a mí, inmenso, interminable, con ese color verde grisáceo tan especial que lo caracteriza. Era nuestro hermoso Mar Argentino.
Lo miré. Nos miramos. Fue un amor a primera vista.
Dios me dio la posibilidad de viajar, y conocer otras aguas: el Pacífico, con ese azul tan profundo e increíble, el Caribe, con sus mil tonos de turquesa. Pero siempre, en verano o en invierno, he vuelto a mi primer amor.
Desde sus aguas algo amarronadas en su unión con el Río de la Plata, pasando por las frías y verde-azuladas de Tierra del Fuego y terminando en nuestra Antártida con el reflejo de sus témpanos multicolores, todo en él es hermoso, vibrante, vital.
O por lo menos, así lo era, hasta hace no demasiado tiempo. Antes que el hombre comenzara a hacerle daño.
Ahora las playas de Buenos Aires se achicaron, se ensuciaron. Se ha edificado hacia el mar, como si no alcanzara la vastedad de la Argentina y se necesitara robarle su espacio. Ya no llegan las almejas ni las corvinas, y las gaviotas chillan en busca de comida. Tampoco están las toninas, que antes divertían con sus saltos cuando pasaban en cardumen no muy lejos de la orilla. (“¡pasaron las toninas…cambia el tiempo!” decían los padres). ¿Cierto? ¿Fantasías del imaginario popular? ¡Qué importancia tiene!
Lo verdaderamente importante es que ya no pasan, porque nuestro mar ha sido depredado por la pesca indiscriminada. Ya no tienen el alimento que antes sobraba.
También ha sido lastimado por los desperdicios inalterables que hoy se ven en las playas: plásticos, latas, pañales descartables. ¡Cuánto daño!
En este “Encuentro de las Artes” recordemos que este mar es nuestro y hagamos, por favor, un compromiso: cuidarlo, cada uno desde su lugar, para que algún día vuelvan las almejas, las corvinas, las toninas, y todo aquello que hizo del Mar Argentino mi primer amor, y seguramente el de muchas personas más. Muchas gracias.
María del Carmen Alvarez
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El Agua
Estoy sentado frente a esta inmensidad. ¡Que soy frente a tanta belleza! Ante esta masa de agua que no deja de moverse. El espectáculo de la playa solitaria. El mar tranquilo que llama a entrar, pero el frío de esta época del año frena toda perspectiva de hacerlo. Inesperadamente empieza a llover. Grandes gotas tibias me empapan. No vale la pena buscar un refugio, ya estoy empapado. Me quedo mirando como la lluvia mansa se pierde en el mar formando en la superficie pequeñas ampollas. Se está cumpliendo el ciclo de las aguas evaporadas, las nubes y luego la lluvia sobre la playa y devolviendo al mar el agua prestada. Y yo me siento parte de ese proceso, soy como un eslabón más en esa cadena interminable. Llueve y llueve y llueve. Este tipo de lluvia no para enseguida. Puede seguir así todo el día. Nos ayuda en nuestra melancolía. Hace que uno se ponga más triste de lo que estamos habitualmente. ¿te gusta? ¿querés caminar? Yo no tengo problema, caminar bajo la lluvia siempre me agradó. También mirar por la ventana, leer, escribir, ver caer el agua en una tarde gris y triste, y dejar sobre un papel lo que se me ocurre en el momento. Y mi pensamiento empieza a volar. Y me imagino miles de años atrás, yo mismo sentado frente al mar, sin entender que está ocurriendo, viendo ese horizonte que siempre me cautivó y pensar que allí se termina el mundo. Y mi fantasía (de esa época) me hace pensar que tanta maravilla, tantos fenómenos tienen que tener un autor, no puede ser que se formen de la nada, y el misticismo que llevo adentro me hace pensar en un Ser superior, y lo creo, dándole mi forma, semejante a mi, y lo hago habitar entre las nubes y como tiene que ser bondadoso le doy aspecto de hombre mayor con una barba blanca. Ahora me siento mejor, ya le di explicación a todo lo maravilloso que es el mundo, su naturaleza, a la existencia de los seres vivos, de las plantas y flores, de los animales que cuido y me dan alimento, a las semillas que planto y con el tiempo me alimentan también, a los momentos agradables que paso con mi compañera y a los hijos que me da. A la salida y puesta del Sol y a las noches de Luna, a los veranos e inviernos que se van sucediendo, a los pájaros que dan tanta alegría alrededor de mi choza. A dejado de llover, me despabilo y me olvido de mi antepasado. Me levanto para volver a casa, chorreo agua por todos lados. Camino descalzo por la arena mojada, el contacto me hace bien, me siento bien y pienso que la ciencia dio por tierra todo lo que divagué antes. Sigo mi camino, una brisa mansa flotaba en la bruma verdosa que pendía de los pinos, acacias, tamariscos y olivos de bohemia. Llego a casa tiritando, me quito la ropa mojada y rápidamente me meto bajo la ducha tibia. Me recupero y siento que otra vez en contacto con el agua es como volver a la vida, y recuerdo que en alguna oportunidad leí a un científico decir que la vida animal empezó en el mar y pasó a la tierra, y el agua tibia que baña mi cuerpo me hace pensar que podría ser verdad.
Elías Pitluk
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El agua.
Simplemente imágenes
Llueve.
Los picaflores toman agua en las copas de los árboles.
La urraca se acomodó sus plumas.
Después se miró en un espejo de agua.
Luego voló.
Una gaviota le copió a la ola su forma de aterrizar en la playa.
Las lavandas bebieron tanta agua que sus flores estallaron en una lluvia azul.
El agua se escondió en la arena después de dibujar algunos garabatos.
Las noctilucas se desnudaron en la orilla del mar.
Abandonaron sus brillos y se volvieron a zambullir.
Graciela Uribarri
Octubre 2008
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Sabemos que el agua es esencial para la vida…
……..
¿Sabemos que el agua es esencial para la vida?
Acercate un poco…¿ Te ves en la burbuja espejada?
Yo creo que, …en el fondo … todos somos responsables…del nivel de contaminación “que supimos conseguir”.
¿Qué pensás hacer al respecto?
¿Qué vas a hacer para no contribuir más a la contaminación del agua y de la vida?
¿Nos animaremos?... ¿Seremos capaces de modificar nuestra actitud?...
Estaría bueno reducir al mínimo imprescindible la utilización de pilas, baterías y demás elementos y/o materiales contaminantes…
O al menos, aquellos que debamos utilizar : no los descartemos de cualquier modo y en cualquier lugar…
Sin duda alguna, si continúa sin importarnos que residuos generamos y como los descartamos , la contaminación del agua…y de la vida…, seguirá siendo un tema del cual “…en el fondo … todos somos responsables…”!!!
Dolores Costoya
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TENACIDAD
Persistencia de la gota sobre la piedra.
Agua pertinaz, que insiste,
que el tiempo vuelve acero.
No se rinde
la agotadora ola que resucita
una y otra vez contra la arena.
No abandona la lluvia su rutina de látigo y de plata.
Ni el río pasa sin rastro.
Quién dijo que el agua es blanda.
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LLANTO
Finalmente toda el agua del mundo se volvió hielo. Para esa época ya casi ninguno se acordaba de los pasados presagios de deshielo e inundaciones. Y éramos muy pocos – y muy viejos – los que recordábamos el mar, su inmensa llanura fluida, las olas veleidosas y la humedad flotando en el aire.
De noche, cuando el viento blanco simulaba el antiguo rumor del océano, la nostalgia se nos hacía intolerable. Pero los demás, los que nunca habían llegado siquiera a vislumbrarlo, seguían con su rígida rutina congelada, indiferentes a nuestros sueños de horizontes líquidos.
Lo único que nos quedaba entonces era llorar. Y poder contemplar, aunque sea por unos segundos, ese ínfimo milagro acuoso, antes de que la lágrima se convirtiera en cristal para siempre.
Guadalupe Henestrosa
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